cáncer broncopulmonar

m. oncol. Es el cáncer más frecuente en el varón, aunque su frecuencia está aumentando considerablemente en la mujer. Su asociación con el tabaquismo es muy elevada, siendo el humo del tabaco uno de los principales causantes de este cáncer. También se consideran factores de riesgo tener más de 65 años, haber padecido un cáncer de pulmón y la exposición al radón, al asbesto, así como hacia otras sustancias químicas: arsénico, alquitrán, hollín, cromo, níquel, etc. Así pues, las personas que trabajan en las minas o en industrias químicas tienen un riesgo superior de padecer cáncer broncopulmonar. El origen del cáncer suele situarse en los bronquios, y los síntomas iniciales no suelen ser graves ni alarmantes: tos, ligero dolor torácico, silbidos al respirar, infección pulmonar de causa inexplicada; posteriormente aparecen esputos hemorrágicos, alguna vez malolientes, disnea de esfuerzo, dolores torácicos y adelgazamiento. En el cáncer de pulmón, según su localización, se distinguen diversos tipos clínicos: el pulmonar, en el que predomina la disnea y las hemoptisis; del cardíaco, con predominio del edema, disnea, aumento del área cardíaca, cianosis; el pleurítico, con predominio de los signos de derrame; el óseo, en el que el paciente sufre dolores óseos provocados seguramente por metástasis; el cerebral, que cursa con cefaleas, síntomas de metástasis craneal, hipertensión craneal; el gastrointestinal, con diversos síntomas dispépticos. La radiografía, broncoscopia, broncografía, el examen anatomopatológico, la tomografía y el TAC son la herramientas básicas para el diagnóstico de la enfermedad. Por lo que se refiere al tratamiento, es posible la utilización de la radioterapia, quimioterapia, la terapia dirigida y la cirugía son las más importantes.